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Mostrando las entradas etiquetadas como Las locuras de Marita
      U n nuevo día comienza y Julianna apura sus pasos para cumplir con su agenda; son las 08:15 a.m, y apenas puede tomar un sorbo de café en su taza de color amarillo con una foto de George Clooney rodeado de corazones azules.     Julianna tiene una cita con un cliente a las 08:40 a.m en e l   Café San Jorge, situado a  cinco cuadras de donde ella vive, lleva puesto  un reloj en su mano derecha que ve cada cierto minuto para sentir más presión y apurar su andar, además de llevar sus zapatos deportivos puestos que le resultan cómodos y placenteros para el recorrido, mientras su zapatillas de color beis aguardan en su bolso para dar el último toque al atuendo formal que lleva puesto.      Otro caso de divorcio está por tratar, esperando que ambas partes en la relación logren llegar a buen termino en la repartición de bienes. Ejercer la profesión de abogada le ha hecho ver que siempre es importante ver más allá de lo que la vista puede apreciar para lograr el entendimiento.
FINAL "La tempestad ha pasado, la calma y un silencio cautivador toma control de la situación".  No fue fácil asumir el problema; sin embargo, enfrentarlo era necesario,  a pesar de tantas vueltas para hallar lo que juntos no encontramos. Yo, deseando ser madre por una necesidad de ser parte de las mujeres que tienen una familia, y un hogar al mejor estilo de los cuentos de hadas, pero la realidad, mi realidad me mostró algo más auténtico, rebelarme a lo que una vez me inculcaron como importante para una relación de pareja, tener hijos. Creí que no ser madre era estar incompleta como mujer, que mi esposo dejaría de amarme por eso, estaba equivocada. ¿Dónde quedaba yo como ser humano?, acaso era menos mujer por no ser madre, pues no. Viví mi propio duelo, me separé de el hombre que amo porque deseaba encontrarme. Cosa extraña esto, de sentir que nada encajaba, ni siquiera mi relación. No tenía paz, y como acto inesperado, ubiqué una residencia cuya dueña resultó se
PARTE IX "Antes de ser mujer, eres humana".  El tiempo, la mejor medicina para aclarar la mente y encontrarse con esa parte humana que pocas veces se deja al descubierto. Una mujer incompleta por no ser madre va quedando atrás; Azucena extraña a Gustavo. Mientras habitaba aquella casa inmensa donde las voces se sentían como susurros, encontró calma. Sus pláticas con Emergilda fueron sanadoras, una psicóloga de profesión para quien tratar diversos temas emocionales eran parte de su día a día.   Emergilda se sintió identificada con Azucena, ella también vivió momentos difíciles por no poder ser madre. A diferencia de Azucena, Emergilda tuvo que practicarse una histerectomia luego que le diagnosticaran un quiste ovárico maligno. Haber sido un gran apoyo para sus pacientes no le permitió encontrar palabras alentadoras para sobrellevar su situación en aquel momento. A penas trataba con su esposo, hasta el divorcio se planteó.   Fueron años intensos
 PARTE VIII «No hay nada de malo en permitirse SER»   Por un momento todo parecía extraño en la mente  de Gustavo. Una bocanada de aire en un lugar apartado, libre del ruido, era lo que su cuerpo le pedía en medio de un turbulento escenario emocional.   Aunque aceptó la partida de su esposa sin reproches, sentía que la decisión fue precipitada y confusa. No sabía dónde ubicarla, tampoco deseaba ver a sus suegros para no entrar en detalles. Su matrimonio no andaba bien, pero estaba dispuesto a luchar por la relación.    Azucena dejó de estar triste y sonreía más. Alejada de lo que tanto la agobiaba encontró una manera de drenar su incomodidad, en un cuaderno escribía todo lo que sentía, sin tapujos ni reproches. Emergilda notó en ella una tristeza y como buena conocedora de la conducta humana pudo apreciar que pasaba por un momento difícil.   Emergilda acostumbra sentarse en el jardín de su casa, mientras disfruta de una taza de café, Azucena lo nota cuando
PARTE VII "En la profundidad de tu ser están las respuestas a tu felicidad".    Un cuarto rodeado de historia es el nuevo hogar de Azucena. La última persona que lo habitaba dejó intacta sus pertenencias y ella no tenía intenciones de quitar nada, le parecía necesario mantenerlas para no tener que llenar los vacíos con su tristeza. Se paseo por toda la habitación, apreciando las fotografías expuestas en la pared, los libros encima de la repisa y el baúl con revistas de los 80; sentía tanta tranquilidad que posó su cuerpo sobre la cama mientras cerraba sus ojos y estiraba sus brazos. No quiere pensar, olvidar tampoco, un momento en la nada esta bien por ahora. Su familia no tardará en recriminarle su decisión, mantiene la distancia hasta aclarar sus ideas. Sólo quería escapar, porque lo más dañino no es lo que deseas sino lo que te imponen que debas ser, "eres mujer, capaz de ser esposa, madre, hija, hermana, sobrina, empresaria, y todo lo que desees&quo
PARTE VI "Las circunstancias no te hacen prisionero. Tu modo de ver la realidad, sí." Azucena es un mar de llanto, sollozaba al mirar por la ventana trasera de la armadura rodante que la conduce a un destino sin culpa; mientras que,  el conductor no dejaba de observarla por el espejo retrovisor situado dentro del mismo. El hombre tenía curiosidad por saber qué le ocurría, no dudó mucho para iniciar la conversa:  -Señora, si se siente mal, dígame para llevarla al hospital. Casualmente vamos a pasar por ahí en unos segundos.  Azucena con voz quebrantada respondió: -No, no me siento mal.  Al escuchar tal respuesta, el conductor supuso de inmediato que el problema de su clienta era  mal de amores; quiso ser más amable y entender su situación.  - Señora, una mujer tan bonita no debería estar llorando, todo lo contrario, debe estar sonriente. A mi suegra ya no le queda dientes, pero eso no la detiene para reírse. Azucena no tenía ánimo de escucha
PARTE V "El ser humano se desequilibra en ausencia de paz, por eso, algunas  parejas se separan amándose para encontrarla, porque juntos sólo  generan un caos." Azucena no quiere quedarse en su casa y habla con Gustavo para que èl, pueda permanecer en ella sin problemas. A Gustavo le sorprende, nuevamente, esta última novedad; porque Azucena no tiene otro lugar donde refugiarse, además, no gusta de quedarse en casa de sus padres para evitar cuestionamientos. Gustavo pregunta: -¿Dónde te quedarás?.  Azucena algo dudosa, responde que vivirá en una pequeña habitación que le queda cerca de su trabajo. Aparentemente, el lugar es tranquilo y piensa que podría permanecer en ese sitio.    Gustavo lloraba por dentro. Ella se iba y èl, debía lidiar con los recuerdos y la angustia de no saber si habría un regreso. Apoyándose en un último recurso,  la tomó entre sus brazos, la besó, acariciando sus mejillas, cuello y espalda. Luego la miró a los ojos para decirl
PARTE IV Azucena toma decisiones escuchando sus emociones. Siente que debe alejarse de su esposo; hay heridas que debe afrontar por sí sola y para eso, considera darle "un respiro" a la relación.  Una conversación algo distinta a todas las que se han efectuado en la intimidad de la pareja está por iniciarse. Un rayo de luz se cuela por la ventana de la habitación de la casa de ambos; lugar de encuentro para iniciar una posible despedida.  Al hablar con su esposo, Azucena anuncia la separación. Gustavo no puede creer  lo que escucha y la enfrenta: -Tú quieres separarte por todo lo que estamos viviendo; eso no me parece. Cada vez que estemos sometidos a un problema que creas no resolver, ¿te irás?. Entonces, ¿qué somos?; ¿qué somos tú y yo?. Azucena intervino para dar respuestas. -Entiéndeme, no es fácil por todo lo que he pasado. Parece que ser mujer te esclaviza a una normativa estúpida. ¡Debes ser buena esposa, buena madre, buena en todo l
PARTE III "Una mujer no está completa hasta que es madre. Ser madre es lo mejor que le puede pasar a una mujer ."  Azucena lo sentía de esa forma. Cuando le diagnosticaron por primera vez un mioma uterino, el médico al que consultaba no le orientó de forma positiva, pronosticando pocas esperanzas de embarazarse con prontitud. Ante tales puntos de vista, optó por buscar otro médico. El nuevo médico no solo le daba buenas noticias, también, le alentaba a cambiar ciertos hábitos alimenticios y le brindaba información sobre los avances para evitar a futuro la reproducción de los miomas.  Cinco (5) años después de aquella operación, Azucena no pudo embarazarse de forma natural.  En una de sus revisiones de rutina le es observado por su médico un quiste en el ovario derecho que con el paso de los meses aumentaba de tamaño, siendo necesario una cirugía para retirar su ovario. No siendo la última, otras dos operaciones le seguirían en los siguie
PARTE II "La vida nos muestra que los vacíos no se dejan a medias, no se callan, ni distraen; deben atenderse."  Azucena siente la necesidad de gritar, llorar hasta no sentir el peso de su dolor. Tiene oportunidades, muchas, para embarazarse pero el dinero se limita y la necesidad de ser madre aflora otras emociones. Vendió su automóvil, un cacharro como solía llamarlo, recibiendo tan poco dinero para completar con los ahorro de su esposo y poder efectuarse esta última fertilización in vitro, la cual, no resultó.  Azucena es la segunda de dos hermanas. Es tía de 3 niños (Fabián de 9 años, Santiago de 7 años y Anabella de 4 años). Los tres pequeños son hijos de su hermana mayor Florencia. Los fines de semana suele compartir junto a su esposo, con sus sobrinos, hermana y cuñado en casa de sus padres. Los hombres se agrupan para comentar las últimas jugadas del fútbol europeo y criticar a algún jugador, mientras que, las mujeres se juntan para pone
PARTE I ¡Azucena Rodríguez!, e l primer llamado de la secretaria del Dr. Alberto Suárez (Gineco-obstetra) en  aquella diminuta sala de espera.  Por cuarta vez, Azucena se encuentra en la dulce espera. Apenas tiene tres meses de embarazo y, a la vista de muchos pareciera no estarlo; aunque está delgada, usa ropa holgada para disimular algunos cambios físicos. No ha decidido contarle a nadie sobre el acontecimiento. Espera que el tiempo transcurra y ver qué sucede. Está optimista, siente que está vez su bebé nacerá. Aunque sus anteriores pérdidas fueron muy dolorosas, ser madre valía cualquier esfuerzo. Su esposo deseaba con locura ser padre; no le importaba salir a cualquier hora de casa e ir muy lejos para complacer los antojos de su señora, que esta vez, es chocolate.  Azucena recorre sola un pasillo, lleva un sobre amarillo con exámenes de laboratorio de rutina. E ntra al consultorio y su médico la recibe con cordialidad. Antes de iniciar la revisión de costumbre,
PARTE VIII Nadie escapa de sus propias críticas. Hay que ser muy valiente para mantenerse firme en el terreno de los sueños. No solo de ideas se puede cosechar algo, es necesario la acción para arar el camino.  Martirio tenía en su haber muchos frutos de su constancia y valor. Logró labrar un camino como cocinera. Ahora nadie dudaba de su talento, a los 70 años asumía el control de la cocina de su restaurante. Quién pensaría que su sueño era el reflejo de un talento oculto. Ese talento que le concedió la dicha de disfrutar en vida, el amor por la comida. En esas horas en que el sueño se ausentaba, las ideas hacían de las suyas y era necesario plasmarla en su cuaderno de notas. Más le gustaba dibujar, era como una dosis de fantasía para obtener una nueva pócima de sabor. Aunque todo era felicidad, el tiempo fue haciendo de las suyas y detenía los tic tac de un corazón que resonaba con el aroma de sus comidas, su amor sublime, su amor eterno se marchaba a otro plano. Con
PARTE VII En su rostro se podía ver claramente la alegría de quién disfruta lo que hace. Martirio estaba muy bien en su curso y el chef estaba contento con su equipo. A pocas semanas de finalizar el curso, Martirio invitó a sus compañeros y profesores a disfrutar de un almuerzo en casa. Era tanta la complicidad, el cariño y el respeto que se sentían unos a otros que quiso agradecerles de esta forma. Manuel estaba complacido con la idea, y más, al saber que su esposa cocinaría. A pesar de las constantes prácticas de cocina que tenía en casa, cuidaba de la alimentación de su esposo. Ella sabe que a sus edades no se puede abusar con la comida, por muy exquisita y deliciosa que esté.  Martirio recuerda sus pasos por aquella librería que frecuentaba en su juventud y los nervios que le ocasionaba tal  osadía. Era una parada obligada. Recuerda también ese momento en el que conoció a Manuel. Tantos recuerdos se le vienen a la mente y es que no sabe si es la edad o el momento q
PARTE VI Los días pasaban rápido, por lo menos, así lo veía Martirio. Con  cada clase aprendía y despertaba aún más, su curiosidad por la gastronomía. Se sentía joven, despierta y su esposo lo notaba. El chef veía lo dedicada que estaba su alumna y asombrado cuando supo que dibujaba lo que cocinaba y que eran contadas las ocasiones en las había cocinado. Para el chef era agradable contar con esa anécdota porque ya no veía a una alumna más, ahora consideraba a un ser humano que tuvo el valor para atreverse a hacer algo fuera de su estado de confort. Es normal que una señora con buena posición económica esté entretenida con viajes o descansando en un lugar paradisíaco. Martirio era la excepción, y estaba comprometida con su decisión de aprender y avanzar. Poco a poco los miedos se esfumaban, desarrollaba habilidades para manejar técnicas nada fácil de aprender, pero que ella, supo coordinar casi a la perfección. Sus clases debían practicarse y era necesario disponer de su
PARTE V Manuel se despide de su esposa con un beso apasionado, mientras que Martirio lo aleja un poco por estar apurada. Le gusta estar minutos antes para evitar contratiempos con el tráfico. La responsabilidad es su tarjeta de presentación. Ese día el chef propuso preparar un merengue italiano. Muchos de los alumnos conocían y trabajaban la técnica. En esta ocasión el chef les notificó: - Esta tarea es  individual. Está prohibido ayudar al compañero. Su inversión debe ser garantizada y están aquí para aprender. Es normal cometer errores, yo. suelo cometerlos. La idea es aprender por gusto, no por obligación. En un mesón se hallaban los utensilios y materiales. El chef inició la explicación a la vez que preparaba el merengue. Paso a paso, le indicaba a sus estudiantes cómo debía quedar la preparación. Cada uno probó el resultado final y quedaron gustoso, pidiendo otra probadita.  Martirio deseaba obtener un merengue tan divino como el del chef,  procuró tener su
PARTE IV Martirio llegó a su casa exhausta, miró su teléfono y notó 3 mensajes en su contestadora. Se trataba de su hija Alejandra, quien le comunicaba lo siguiente: -¡Hola mami!. ¿Cómo están papá y tú?. Los extraño muchísimo, necesito de sus atenciones.  -¿Dónde estás mamá?, te he repicado a tu celular y nada. -Mamá dame señales de humo, por favor.  Martirio rió como nunca. Era costumbre que Alejandra perdiese la calma cuando su mamá demoraba en contestarle.  Martirio estaba agotada, no era para menos. Anotó muchas técnicas que debía aprender de memoria para trabajar en la cocina, estaba claro, que no podía estar con su libreta encima, a menos, que fuese una receta. Revisó su dispensa, halló unos vegetales que deseaba saltear con una salsa agridulce. Buscó todos los ingredientes y se puso manos a la obra. Una de sus empleadas miró detenidamente lo que hacia. Esta vez no quiso decirle nada y buscó la forma de no ser vista. El olor era tan agradabl