PARTE I
¡Azucena Rodríguez!, el primer llamado de la secretaria del Dr. Alberto Suárez (Gineco-obstetra) en aquella diminuta sala de espera. Por cuarta vez, Azucena se encuentra en la dulce espera. Apenas tiene tres meses de embarazo y, a la vista de muchos pareciera no estarlo; aunque está delgada, usa ropa holgada para disimular algunos cambios físicos. No ha decidido contarle a nadie sobre el acontecimiento. Espera que el tiempo transcurra y ver qué sucede. Está optimista, siente que está vez su bebé nacerá. Aunque sus anteriores pérdidas fueron muy dolorosas, ser madre valía cualquier esfuerzo. Su esposo deseaba con locura ser padre; no le importaba salir a cualquier hora de casa e ir muy lejos para complacer los antojos de su señora, que esta vez, es chocolate.
Azucena recorre sola un pasillo, lleva un sobre amarillo con exámenes de laboratorio de rutina. Entra al consultorio y su médico la recibe con cordialidad. Antes de iniciar la revisión de costumbre, le aconseja tener fe. Se acuesta en la camilla donde están los equipos y el Dr. le realiza un eco pélvico abdominal observando que el bebé no ha crecido desde la última evaluación; en el saco gestacional se ve un anillo hiperecogénico (blanco) muy delgado alrededor. Lo normal sería, un anillo blanco de más grosor para sus tres meses. Con el ultrasonido, los latidos del bebé son nulos. El rostro del Dr. anuncia malas noticias, Azucena lo presiente y respira profundo.
El bebé no nacerá, esa es la realidad. Nuevamente deberán practicarle un legrado, se ve sentada al lado de mujeres embarazadas que sí tendrán la posibilidad de abrazar a sus bebés. Le Duele y mucho perder la esperanza de un sopetón. Su esposo sufre, trata de darle apoyo, sin embargo, su mirada lo delata. Ha llorado, sí, no es para menos, por cuarta vez un "no nacerá" los estremece.
Azucena recorre sola un pasillo, lleva un sobre amarillo con exámenes de laboratorio de rutina. Entra al consultorio y su médico la recibe con cordialidad. Antes de iniciar la revisión de costumbre, le aconseja tener fe. Se acuesta en la camilla donde están los equipos y el Dr. le realiza un eco pélvico abdominal observando que el bebé no ha crecido desde la última evaluación; en el saco gestacional se ve un anillo hiperecogénico (blanco) muy delgado alrededor. Lo normal sería, un anillo blanco de más grosor para sus tres meses. Con el ultrasonido, los latidos del bebé son nulos. El rostro del Dr. anuncia malas noticias, Azucena lo presiente y respira profundo.
El bebé no nacerá, esa es la realidad. Nuevamente deberán practicarle un legrado, se ve sentada al lado de mujeres embarazadas que sí tendrán la posibilidad de abrazar a sus bebés. Le Duele y mucho perder la esperanza de un sopetón. Su esposo sufre, trata de darle apoyo, sin embargo, su mirada lo delata. Ha llorado, sí, no es para menos, por cuarta vez un "no nacerá" los estremece.
Continuará...
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