FIN
Si todo fuese como un cuento de hadas, pues, me resultaría aburrido. No hubo un Felices para Siempre; sin embargo, hubo aprendizaje en este proceso. Una de esos aprendizaje fue darme cuenta lo efectivo que son las matemáticas para temas del corazón, más allá de un sentimiento, está la complejidad de tomar decisiones que pueden cambiar el rumbo que anticipadamente estaba planeado. No siempre se logra los objetivos, tal como lo deseamos.
Felipe me demostró que luchar por lo que se considera correcto y en beneficio de la colectividad no debe estar sujeto a estrategias vagas, ni aislarse de la realidad. Cuando ofreces un cambio a esas miles de personas que te prestan su atención y te apoyan, es porque previamente haz estudiado las mil y una posibilidades para solucionar la situación que aqueja. Estás comprometido (a) sí o si, hasta el final. Cuando Felipe tomó la decisión de irse del país, lloró. Se sintió derrotado, sin deseos de volver para no ver a esas personas que creyeron en él. Tiempo después, otro pensar tomó cabida en su mente: "yo pensé que el deseo por mantener la autonomía de la universidad era intrínseco para la gran mayoría de los que hacemos vida en esta institución ; me afané por lograr ese beneficio para todos los estudiantes y académicos. Sentí un gran peso en mis hombros, me metí en innumerables problemas. Me sorprendió luego saber que con mi partida, todo quedó sin efecto. Fui criticado, expulsado y encarcelado. Ahora entiendo que, la lucha realmente era solo mía, y así, jamás iba a lograr lo trazado. No supe trabajar con ese colectivo para que ellos, también fuesen luchadores y defendieran su institución. Me llené de indignación. Clamé para que a los verdaderos injustos les cayese todo el peso de la ley. Iluso, totalmente fui iluso. Al final, me quedé con estas líneas escritas en mi cuaderno de apuntes como recordatorio"
La historia de amor entre Felipe y yo, llegó a un final inesperado...nos separamos. Aquel idilio lo consumió la rutina. La juventud y deseos de explorar otros mundos nos puso los pies en la tierra. Ambos hicimos vida por separado, desempeñamos nuestras profesiones, nos enamoramos de otras personas, nos casamos, bueno, él se casó. Yo estuve a punto de hacerlo con un Biólogo, con el cual, viví momentos inolvidables, lamentablemente a pocos días de casarnos, nos dimos cuenta que no era lo correcto para ambos; hoy en día somos buenos amigos.
Han transcurrido unos cuantos años, he coincidido con Felipe en una plaza. Sus canas y una que otra arruga en su rostro le favorecen. Ese hombre me resulta tan atractivo con los pasos de los años, es como el buen vino, sin duda alguna. Hablamos de nosotros, de cómo nos iba a cada uno, de las cosas que deseábamos hacer hasta que la vida nos lo permita. Tomé su mano algo arrugada, igual que la mía, y le dije: "eres el hombre que me sacó de mi zona de confort, por ti, he sido y soy valiente, he recorrido otros mundos, me he enamorado de otros hombres; he vivido la vida que jamás pensé vivir, porque creí que estaba bien donde estaba. Estoy infinitamente agradecida contigo Amor de mi Vida". Felipe me miró a los ojos y me dijo: "no dejas de sorprenderme, cómo te atreves a contarme del amor que le tuviste a otros hombres, creí que siempre ocuparía tu corazón (risas). Quién iba a pensar que años después, estaríamos tú y yo, sentados en la plaza donde te conocí llevando esos libros tan pesados. Te veías hermosa, te sigues viendo hermosa, Amor de mi Vida".
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