PARTE II "La vida nos muestra que los vacíos no se dejan a medias, no se callan, ni distraen; deben atenderse." Azucena siente la necesidad de gritar, llorar hasta no sentir el peso de su dolor. Tiene oportunidades, muchas, para embarazarse pero el dinero se limita y la necesidad de ser madre aflora otras emociones. Vendió su automóvil, un cacharro como solía llamarlo, recibiendo tan poco dinero para completar con los ahorro de su esposo y poder efectuarse esta última fertilización in vitro, la cual, no resultó. Azucena es la segunda de dos hermanas. Es tía de 3 niños (Fabián de 9 años, Santiago de 7 años y Anabella de 4 años). Los tres pequeños son hijos de su hermana mayor Florencia. Los fines de semana suele compartir junto a su esposo, con sus sobrinos, hermana y cuñado en casa de sus padres. Los hombres se agrupan para comentar las últimas jugadas del fútbol europeo y criticar a algún jugador, mientras que, las mujeres se juntan para pone