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LA MAGIA DEL VERBO La palabra tiene fuerza y lo que se dice, así será. Es así como, a través del verbo, el ser humano va conquistando progresivamente las etapas de la vida, asimilándola de tal forma, que exista un equilibrio emocional, mental y espiritual.  El Dr. Jorge Adoum cita en su libro (LA MAGIA DEL VERBO) lo siguiente: " Todos los sonidos, audibles o no para nuestro oído, provocan reacciones que, al repetirse, irán con el tiempo, modelando nuestra personalidad y nos sugestionan para sentir y pensar según la propia índole de los sonidos.".  Tantos las afirmaciones que usamos, como la intención que le damos, es lo que nuestro ser recibe. Sí usted se llena de complejos y lo reafirma constantemente, entonces, no verá más nada que sus defectos. Lo mismo ocurre al escuchar música, los sonidos pueden cambiarnos de un estado a otro en cuestión de segundos. Sí estás feliz, buscarás melodías con la que se identifique tu estado en ese momento. Ahora si estás feliz
PARTE V Manuel se despide de su esposa con un beso apasionado, mientras que Martirio lo aleja un poco por estar apurada. Le gusta estar minutos antes para evitar contratiempos con el tráfico. La responsabilidad es su tarjeta de presentación. Ese día el chef propuso preparar un merengue italiano. Muchos de los alumnos conocían y trabajaban la técnica. En esta ocasión el chef les notificó: - Esta tarea es  individual. Está prohibido ayudar al compañero. Su inversión debe ser garantizada y están aquí para aprender. Es normal cometer errores, yo. suelo cometerlos. La idea es aprender por gusto, no por obligación. En un mesón se hallaban los utensilios y materiales. El chef inició la explicación a la vez que preparaba el merengue. Paso a paso, le indicaba a sus estudiantes cómo debía quedar la preparación. Cada uno probó el resultado final y quedaron gustoso, pidiendo otra probadita.  Martirio deseaba obtener un merengue tan divino como el del chef,  procuró tener su
Eu Así como la luna llena, dejas poco a la imaginación. En la espuma que moja tus pies hay más cuento que en tu vida,  tan siquiera, es más brioso que tu ser. Una ración de desenfreno te asustó; vacilaste con el tiempo y el tiempo no te reconoció. Ahí, donde las penas son dagas, está un niño atormentado. Nada escrito para recordar, la prisa agobia para no olvidar será cierto o no... ¿el amor te buscó?. Agallas fue lo que te faltó; andabas sin reparo con el desdén a tus anchas anulando lo eterno. Viejo y con cuentos ajenos soslaya lo bonito de la vida y en el sarcófago de tus entrañas respira tu aventurero. Autor: María José Rojas S