22/04/15 Apenas el reloj de mi móvil marca las 13:30. Mi boca mantiene el sabor de un capuccino y mi cuerpo relajado, disfrutando de una tarde mojada. He recorrido los pasillos de un centro comercial en busca de andar sin rumbo. Me detuve y me senté en un banco, esta vez quise observar. A mi derecha una pareja conversa luego de mirar un móvil. A mi izquierda el bullicio de personas que transitan por los pasillos, se cuela el ruido de una tv. Rostros alegres, pensativos, preocupados, distraídos pasan frente a mí. Disimulo que no veo a nadie, pero, creo que no lo hago bien. Se siente bien ser observadora, oyente, sin cuestionamientos, despojada de pasado y futuro. Mi tarde es perfecta, bendecida por este momento.