CARA DURA Sin palabras que justifiquen tal acción, se sostiene en el placer de entregarse y no ser descubierto... dejarse llevar por una invasión de adrenalina que aumenta el deseo de amarse con libertad. ¡Ah, proeza que no tiene culpa, sólo el gozo de hacernos feliz!. Exiliamos de pasado y presente a nuestro encuentro; pertenecemos a la sociedad de las buenas costumbres, pero somo corruptos por amarnos en silencio y armar un cortejo para unirnos a otros. No te casas y no