Marita Así Lo Ve
Parte VI
Felipe me besó y abrazó con tanta ternura, que mis brazos estaban en su espalda con la intención de no soltarlo. Este beso que nos dimos ha sido tan maravilloso, que supera la emoción que sentí cuando diseñé mi propio "Number Place" luego de leer la Teoría de Leonard Euler.
Aunque duró poco tiempo este momento con Felipe, quedó en mi mente para toda la vida. Felipe tomó mis manos y me miró a los ojos, y no precisamente para declararse, si no para comunicarme que se iba del país. Sentí una serie de estímulos estomacales que deseé salir corriendo de ese lugar, pero me contuve.
Aunque, comprendía sus razones para irse del país, no dejaba de dolerme su partida. Su decisión, en poco tiempo, generó especulaciones de todo tipo en la universidad; sus más allegados, quienes lo acompañaron en su lucha, han sido sus peores críticos. Felipe no quería irse; no de esta manera. Tomó la decisión para proteger a su familia y a mí. Cuando lo escuché decir esto último, lo besé.
El día que Felipe se fue, minutos antes, corrí en bicicleta hasta el aeropuerto, mi carrito no arrancó cuando más lo necesitaba. Felipe no quiso decirme el día y la hora de su vuelo, porque no deseaba lidiar con la despedida, tampoco yo, pero no iba a dejar que el hombre de mi vida se marcharse sin antes besarlo y decirle que lo amaba. Ese día, mi amiga Manuela me comunicó todos los detalles del vuelo de Felipe. Una vez en el aeropuerto, recorrí sus rincones en busca de mi amado, grité su nombre y casi me sacan del aeropuerto por alterar el orden público. Al encontrarnos, cruzamos nuestras miradas, mi corazón latía rápido. Lloramos, nos besamos y nos abrazamos, no quería soltarlo. Esta distancia que estábamos por experimentar, significó, tiempo después, un antes y después en nosotros.
Pensando objetivamente, las probabilidades de que Felipe regresara pronto eran del 20 %, y me desalentaba más cuando pensaba que se olvidaría de mi, así que pensé en tomar ventaja de la ocasión...
Continuará...
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