Parte III
Caminaba en dirección a una calle que nunca había transitado. Me preguntaba el porqué Felipe querría verme, si a penas me conoce. Frente a mi, la casa 17, toqué la puerta dos veces, recuerdo que en ese momento los nervios se apoderaban de mi. Felipe abrió la puerta y me sonrió, me hizo pasar y recorrer un pasillo, encontrándose al final de éste una habitación. Al entrar, nos sentamos en un sofá y me contó todo lo que vivió en estos días de ausencia, quise decirle que temí por su vida pero no era el momento, sin embargo; no dudé en preguntarle sus razones para citarme siendo yo, una extraña.
Felipe rió y me miró a los ojos, luego me dijo: -para empezar no eres una extraña, y te cité a mi refugio como suelo considerarlo porque deseaba verte. No me mal interpretes por citarte en este lugar, mi habitación. Hubiese sido idóneo vernos en un lugar público pero las condiciones actuales no me permiten exponerme.
Escucharlo decir que deseaba verme me sonrojó, mis manos estaban sudorosas, y mis piernas estaban intranquilas, estaba que lo abrazaba y besaba. Ese hombre frente a mi, era tierno, educado, respetuoso y muy inteligente. Estaba "derretida como la mantequilla en pan caliente", tenía el deber conmigo para no ser tan obvia, de comportarme, así que le pregunté: - ¿por qué deseaste verme?
Felipe no titubeó para responderme: - mi razón para verte es que he pensado que puedes ayudarme con esta situación; la lucha no puede detenerse y me complacería que me acompañases en este proceso. No estarás expuesta como yo, tampoco participarás en las marchas, te abocarás a escribir y diseñar las pancartas. Haberte arriesgado a venir, me confirma que puedo confiar en ti y te invito, si así lo deseas, a formar parte de esta lucha.
Estaba anonadada con la petición de Felipe, reconozco que esperaba una declaración de amor...es broma. Estar cerca de él y ver su valentía, me han motivado a formar parte de esta lucha. Sé que no estaba de acuerdo horas antes de verle con esto, pero, sus razones van más allá de solo protestar y ser encarcelado por ello. Felipe me muestra que los cambios jamás serán pasivos, te movilizan aunque sean con pequeños pasitos que no son perceptibles en el momento.
Continuará...
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