¿Quién no ha tenido líos innesarios por el simple hecho de decir algo en un  tono de voz o expresión corporal inapropiado?. En la mayoría de los casos no somos conscientes de esto, a menos qué, hayamos ocasionado molestias en las personas y éstas no los hagan saber, dejándonos muy claro que el problema no fue el comentario, sino la forma en la que se expresó. 

  Modular la voz y las expresiones corporales, son importante a la hora de emitir un mensaje, porque de ello depende el efecto a generar en las personas. Para ejemplificar lo que he comentado, veamos la siguiente frase:

¡Estás despedido!. Palabras que nadie quisiera escuchar, y menos con euforia o rabia. Es complicado anunciarle a alguien que está despedido, pero si consideramos cómo le afectará esta noticia, pensaríamos en la manera apropiada para informarle,  tomando en cuenta su valioso tiempo en la empresa, sus aportes a la organización, y las razones por la cual, no continuará laborando. 

 Decir lo que se debe también requiere de encontrar el momento oportuno. Usar un lenguaje claro, acompañado de un tono de voz y expresión corporal adecuada, son elementos esenciales a la hora de comunicar, incluso en los momentos más incómodos.