El autoengaño es uno de los recursos emocionales que utilizamos con mayor frecuencia, manejando una realidad a nuestra conveniencia por varios motivos, alguno de ellos son: evitar "sufrir" al encarar la situación real que nos aflige. Pretender ser lo que no somos para agradar a otros u obtener algún beneficio. Creer merecer lo malo porque "así lo quiso el destino".
Entre tantas vueltas le demos a nuestra cabecita para escapar de las situaciones que nos angustian, posponemos su desenlace, y esa situación es angustiante. La realidad es como cada quién desee verla, aquí cito una frase muy popular -cada cabeza es un mundo-, por lo que la forma de pensar se refelja en nuestra conducta, en la actitud para enfrentar los problemas y por consiguiente, vivir el día a día.
Despertar del autoengaño es como chocar con un muro de concreto, el golpe duele muchísimo. En ese instante no queda de otra que asumir las consecuencias de nuestras decisiones y crecer a través de las experiencia que aporta el momento. Por muy difícil que resulte la situación que atravesemos en estos momentos, evadirla es evadir lo que sentimos, somos y necesitamos de verdad.
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