07/12/15
¡NO CANTES MÁS!.
La música se siente, se baila y se canta. Es contagiosa y ¿quién no se ve tentado en algún momento de tararear esa melodía que tanto agrada?. Si sueles usar el bus, es posible que te deleites con música de todos los géneros, menos, boleros o tango. Es una especie de discoteca que te deja sin audición por lo menos, un buen rato. Ahora si vas en carro propio, la inspiración está a flor de piel y te transformas en ese artista que escuchas. Qué decir, si estás esperando que el semáforo cambie de luz, ese instante, es soñado. Muestras tu talento, disfrutas tu momento de gloria, ese, en el que nadie te ve o te escucha. Esto no es posible hacerlo en casa, las razones son muy obvias, escucharás una frase como esta cuando tu voz alcanza el máximo tono: -¡baja la voz, búscate un oficio!-. Señores qué más oficio, que mostrar ese hermoso talento que tenemos escondidos, y que muchos quisieran no escuchar. La música cantada o escuchada, es medicina natural para el cuerpo, y él lo sabe.
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