Es inevitable no quejarse ante una situación que a nuestro parecer es injusta o desagradable. Por lo general, cuando la queja no es atendida tal y como esperamos, agregamos intensidad verbal y rigidez corporal. Quejarse es válido, se considera sanador, excepto, cuando forma parte del día a día.
Imagínese pasar cada día quejándose por el tráfico, por los pendientes que tiene en el trabajo, por la situación del país, etc. Ahora bien, le pregunto: ¿usted puede cambiar las situaciones que le generan malestar, que le inducen quejarse constantemente?. Si la respuesta es SÍ, no solo de quejas se vive. Tome acción, busque las opciones más favorables para solucionar el "problema". Si la respuesta es NO, una buena actitud le permitirá manejar la situación de la mejor manera posible.
No se trata de obviar aquello que nos desagrada o vivir alejados de la realidad, sencillamente es mirar con otros ojos eso que tanto nos enfada.
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